Pierdo paz cuando me pierdo entre tanto estímulo. Es imposible no sentir ansiedad luego de navegar horas en las redes sociales. ¿Realmente nos hemos dado cuenta de la cantidad de información que almacenamos que -no- necesitamos? ¿Nos hemos dado cuenta que no podemos estar tanto tiempo solos? Que hay que prender el Youtube, el podcast o la tele?
Una de las principales razones por las que retomo mi modo de comunicación con ustedes a través de las letras es porque necesito un espacio que no se mezcle con más cosas que no resuenan conmigo. Me explico: Si me ves en instagram, ves un video en reels, probablemente luego veas uno que no tiene nada que ver con lo que yo quiero expresar. ESO es lo que no disfruto de las redes sociales, que son una plataforma uniforme donde todos hacemos un poco «lo mismo» y estamos interconectados. No sé. Ustedes me conocen, he tenido un amor odio con las redes sociales en estos últimos años y se me nota.
Les dejo esta charla para que entiendan este punto. Me sentí muy identificada:
Bueno pues, le perdí totalmente el sentido a abrir el celular, poner el story y decir: buenos días, aquí estoy hoy haciendo esto y esto. Tengo un conflicto enorme ahí. Por un lado, me gusta compartir cosas que inspiren, que trasciendan la pantalla pero por otro, no quiero ser una persona más que viene a desenfocarte de lo que necesitas recibir ese día. Conflictos de nuevo. ¿Cómo encontrar un balance y no hacer las cosas por hacer solo para que los algoritmos no me castiguen?
Hay que decir las cosas por su nombre. Abrir ciertas ventanas de tu vida puede generar ansiedad en otra persona. Yo he estado ahí. Quieras o no, le pasa hasta Dua Lipa. Todos vivimos de alguna manera deseando que lo que tenemos, sea diferente; todos vivimos inconformes, aunque sea un poquito. Si tenemos algo, decimos: De repente si tuviera un poco más de esto, o de lo otro, estaría perfecto.
Para conformarse se ha inventado el jamás como escribía Silvio. Y si te conformas, eres un mediocre. Pero qué difícil mantener el equilibrio en estos días de alta competencia, de rapidez. ¿El más rápido gana? ¿El que más hace, gana?
Recuerdo cuando empezaba a escribir en mi blog. No tenía metas con él, solo quería ser feliz, pasarla bien. Y cuando el blog empezó a ser una fuente de ingreso, me puse como meta comprar mi propia casa. Y Tana, ya lo cumpliste pero sigues trabajando inclusive aceptando cosas que no te gustan tanto porque ahora quieres una casa con jardín. ¿Cuándo será suficiente? ¿Qué me creo para rechazar ofertas laborales? Pierdo la paz ahí. Cuando empiezo a pensar en ¿qué me pasa?… Si yo ya tengo todo y que me siento millonaria, realmente millonaria de tener las oportunidades que tengo y de poder haber logrado tanto en 10 años como creadora digital de moda con premios incluidos, sueños cumplidos.
Y ahí entra la señora culpa, la que me dice: mira con cuánto no te sientes satisfecha. Y tiene toda la razón. Quién soy yo para cuestionarla.
En esa búsqueda, trato de armar mis propias reglas, de poder seguir en este mundo loco sin distraerme, sin alejarme de mi, sin que me contaminen tantas cosas que «debemos de hacer» para ser «exitosos», «felices».
¿Te sientes así? Quizás debemos de recordar la frase de Steve Jobs: Stay Hungry, Stay Foolish.

¿Qué quiero hacer entonces?
Luego de muchos meses de pensarlo, conversarlo con mi almohada, psicóloga, novio, hermana, hasta perritas, he decidido hacer cambios por mi. Porque si yo no disfruto el espacio donde más tiempo dedico de mi vida, entonces no está bien. Y creo que luego de todo el esfuerzo de estos años, merezco disfrutar y buscar mi propia fórmula.
Así que se vienen muchos cambios. Uno de ellos: retomar mi blog y hacerlo lo más completo posible. Agregar links, canciones, letras, fotos. Para que sea un libro para ti, un regalo digital al que puedas recurrir cada que quieras buscar un espacio real en el internet. Mi casa abierta, así que siéntete más que bienvenido y bienvenida.
Proyecto Coquelicot
Agradecimientos al equipo maravilloso que me ayudó a retratar lo que quería en fotos y videos.
Fotos: Javier Falcón (maestro de maestros)
Dirección de arte y flores: Sebastián Sommaruga y Flores para la Gente
Video: Italo Bancayán
Edición: Italo Bancayán y Daniela Cornejo
Make up y Hair: Mica Linares

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